POLÍTICA

lunes, 26 de septiembre de 2011

CON INGENIO DIARIO VENCEN CARENCIAS EN CENTRO DE DISCAPACITADOS.

Por Alejandro Fernández Martínez
Con el mérito de poder servir a los pequeños que sufren de capacidades diferentes, Raquel y Toño, esgrimen diario los obstáculos por mantener el Centro Terapéutico y Académico en Apoyo a Niños con Capacidades Diferentes de San Torum A.C. único en su tipo, gracias al esfuerzo y empeño de madres y padres de familia que retroalimentan sus terapias y conocimientos aplicables en sus hijos.




Éste modelo sui géneris, obligado por la necesidad de atender un alto número de niños con capacidades diferentes en la ciudad surge, ante la falta de apoyo y recursos oficiales, determinando el ingenio para no depender de ellas, ya que la SEP los discrimina y la SSA los rechaza, afirma Toño.

En lo que fue la construcción (obra negra), que en algún momento se pensó fuera una clínica del IMSS en la Unidad Habitacional Volkswagen número 2, hoy, irónicamente sirve de albergue a 15 entusiastas padres de familia, que día con día se automotivan para entregar el mejor esfuerzo y conocimiento a sus hijos que sufren de algún tipo de discapacidad.

Unos muebles desvencijados y raídos sirven como sala de espera, que sumadas algunas sillas, forman parte del escenario donde los pequeños muestran sus avances frente a sus padres.

Un cuarto contiguo, con sillas de colores secundados por cajones, sirven de asiento a los peques, que con mucha atención y esmero atiende María Raquel Ángeles Gutiérrez responsable del lugar, en cada uno de los 9 niños que requieren atención especial, Raquel, está convencida de que “cada niño siente y vive”.

En otra accesoria, se encuentran los jóvenes entre los 15 y 25 años, que sin importar su discapacidad, literalmente se escapan al lugar de aprendizaje como Pablo Flores, que con mucho orgullo acude a sus lecciones para aprender a leer y escribir.

Las mamás, mientras esperan la terapia del día, se organizan en otro de los conceptos que es la cocina, y de forma práctica, se “pasan” recetas y secretos para que sus pequeños, no hagan “fuchi” a dietas y desayunos nutritivos, principalmente al acudir a la escuela.

La maestra Susana Álvarez Toríz, proveniente de un grupo solidario, se están sumado al trabajo y la lucha desigual que enfrentan los padres de familia con sus hijos, y con enseñanzas para preparar chocolate artístico, galletas de mantequilla, y una diversidad de comida dietética para llevar, pretende aliviar los gastos diarios que origina la manutención del Centro.

La titular en corte de cabello María Victoria Mendieta, como la maestra en tejido Irma Rosas López, imparten sus enseñanzas a las madres que acuden y ejercen el oficio en cada uno de los chavos

Teniendo que enfrentar una la sociedad que molesta y lastima, José Antonio Fernández Flores, maestro “Toño” -como lo dejan llamar-, tiene su objetivo claro, incorporar a la vida normal a todos los niños con capacidades diferentes, tarea que las autoridades de todos los niveles, no quieren prestar .

De Raquel, nació la inspiración del lugar, al sufrir la discriminación y malos tratos de maestros y vecinos contra su pequeña hija que padece sordera de nacimiento, con la entereza, que con comprensión, cariño y paciencia los niños van aceptando poco a poco su rehabilitación.

Está convencida, que la interacción entre los pequeños, apoyada por la cauda de cursos, seminarios, conferencias, foros, talleres y diplomados, sirve para que su hija y los pacientes, estén ganando confianza y seguridad en su formación.

El Centro de Atención, visitado por niños y adolecentes de San Torum, la Consntancia, la Nueva Alemania, Chautenco, Pino Suárez entre otras, con algún tipo de capacidad diferenciada, son acompañados de sus padres hasta la Unidad Habitacional Volkswagen, con la seguridad de ser aceptados y la voluntad de ser rehabilitados.

Raquel y Toño, aceptan que de repente se siente satisfacción cuando un niño sale y aprende los oficios que ahí se ofrecen, “pero cuando la sociedad se echa encima queriéndonos acabar con envidias, robos ydesalojos, es cuando queremos tirar la toalla”, los niños son nuestro baluarte, “por ellos no dejamos su “escuela”, los sentimientos nos congelan y ya resulta harto difícil dejarlos”.

En diez años han pasado penurias como el robo de materiales didácticos, de computadora, pero sobre todo la amenaza constante de las autoridades de Cuautlancingo, quienes están convencidos de que nos deben desalojar del lugar.

Los padres de familia se cuestionan, cómo es que empresas tan boyantes y productivas como VW, a pesar de compartir un espacio físico al interior la Unidades Habitacionales de sus trabajadores, -que acuden también al lugar- niega todo tipo de apoyo, al igual de autoridades e instituciones privadas.











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