POLÍTICA

jueves, 13 de octubre de 2011

¡CRÓNICA DE UNA INFAMIA!

“Órale Hija de la Chingada, dinos dónde están las armas y los secuestradores” decían los cumplidos guardianes del orden a una honrada maestra de 70 años de edad, después de haber sido sorprendida en la madrugada y destrozado su casa y violado todas sus garantías individuales”.
Por Marco Antonio Juárez García.
Nosotros siempre lo afirmamos, después de conocer la manera de trabajar de las fuerzas del orden, hoy estamos más convencidos que nunca, que en este nuevo gobierno , es mejor ser asaltado por un delincuente genuino y no ser detenido por elementos de la policía municipal o estatal, porque el ratero, te quita tus cosas, te espanta y te deja en shock, sin embargo, los arbitrarios y abusivos policías, te quitan lo que traes, te golpean y si eres mujer abusan de ti y a parte hasta te encarcelan, alegando soborno o faltas a la autoridad, haciendo cómplices de sus fechorías, hasta los mismos agentes del Ministerio Público, que a veces ya no saben como tapar tanto estiércol de los elementos policíacos.
Como un repudio a esta bola de ratas con charola, desde los más altos mandos, hasta los de menor rango y como un homenaje al valor de esta mujer, que aun sabiendo que corre peligro su vida, se atrevió a hablar con la prensa, de la pesadilla que vivió en manos de verdaderos orangutanes, delincuentes con licencia para robar, desaparecer y matar con toda impunidad, a quien según ellos tuercen la ley. Presentamos a ustedes la historia de una mujer de 70 años, que fue brutalmente maltratada por elementos de la policía estatal, que supuestamente está para salvaguar la integridad de la ciudadanía.
Ante los medios de comunicación, a través de una rueda de prensa, llegó una mujer de 70 años, quien aun está activa como maestra y pertenece a la sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en Puebla, para relatar la manera en que fue tratada por 50 elementos de las policías municipal y estatal, alegando que tenían una denuncia anónima y que era parte de una banda de secuestradores.
“Mi nombre es Ana Cruz Kauffmann Pérez, tengo 70 años, soy profesora y licenciada en Pedagogía, con 50 años de servicio en la docencia y actualmente asesor técnico de Desarrollo Educativo y quiero denunciar ante ustedes y la opinión pública, que el pasado 21 de Septiembre del año en curso, aproximadamente a las 2 de la madrugada, fui brutalmente agredida y secuestrada, todo empezó a esa hora que me encontraba dormida, pero unos golpes estruendosos del zaguán de mi casa me despertaron, me asomé por la ventana vi horrorizada que estaba la calle completamente cerrada por 2 camionetas de batea, percatándome que eran patrullas de la policía estatal, una de ellas la 869, así como otras dos camionetas tipo suburban, una negra y otra blanca y varias patrullas más.
Yo, entre mis nervios y mi asombro solo alcance a ver que eran como 50 hombres, unos vestidos de civiles, otros uniformados y muchos más encapuchados vestidos de negro, comandados por un hombre de complexión robusta, blanco, cabello chino, pelo cano, bigote y lentes, que portaba un megáfono, además de que varios reflectores y armas apuntaban hacia mi casa.
No sabía que hacer, pero corrí a ponerme mis zapatos, en eso estaba cuando de pronto abrieron la puerta interior de mi casa llegando a mi recamara cerca de 15 elementos, entre ellos dos mujeres y me dijeron de forma violenta y soez, que dónde hijo de tal por cual estaban las armas, al tiempo que me pusieron las manos a tras y sujetándome del cabello, seguían preguntando por las armas y diciéndome que por una llamada anónima me acusaban de secuestradora, siempre amenazándome poniéndome sus armas en mi pecho y en mi cabeza, violentamente con empujares, golpes y maltratos, me preguntaban una y otra vez – Hija de la chingada te va a ir muy mal si no nos dices en donde están las armas y los secuestradores-, por lo que yo como podía les contestaba que estaban en un error, y les pedí que me mostraran una orden de cateo, pero nada mas se rieron, tirando todo lo que encontraban en mi recamara. Voltearon mi colchón, titaron la puerta del closet, junto con todo lo que había dentro, registraron la cocina, cómodas y todos los cajones de los muebles de la casa, se llevaron una video cámara, fotografías de mi familia y una alcancía de madera cuadrada.
En seguida me bajaron de la planta alta de mi casa, descalza y semidesnuda me preguntaron que quién vivía abajo, les contesté que mi hermano, esposa e hija de 4 años, a quienes de inmediato sacaron también violentamente de su casa amagándolos con armas hasta a la pequeña, posteriormente me preguntaron que quién manejaba el taxi y la camioneta que estaba en la cochera, les respondí, que el taxi mi hermano y la camioneta la manejaba yo, en la camioneta al registrarla encontraron la tarjeta de circulación a nombre de mi hijo José Alberto, por lo que así semidesnuda me subieron a una suburban a empujones y con mentadas de madre, después de darme varias vueltas por las calles me hicieron que los llevara al domicilio de mi hijo, mi hermano, esposa e hija se quedaron en la casa encañonados por los demás elementos.
Yo les pedía que me tuvieran un poco de respeto, ya que soy una persona de la tercera edad y enferma de la presión, en esos momento yo la verdad ya no podía respirar, me encontraba totalmente sofocada al borde de un infarto, sin embargo no les importó y cobardemente me llevaron secuestrada en la suburban negra, hasta que les dijera donde vive mi hijo José Alberto Jaquim KJauffmann, me dijeron que cuidado y decía otra cosa que solo le dijera a mi hijo que bajara. Una vez en el domicilio con la pistola en la cabeza y cartucho cortado, me hicieron hablarle a mi hijo al celular para que bajara, ellos de inmediato rodearon la casa de mi hijo con patrullas; mi hijo bajo y al abrir la puerta lo empujaron y lo sometieron y a mi me subieron de nueva cuenta a la camioneta, después de un rato solo alcance a ver que se lo llevaban esposado. Posteriormente me regresaron a mi casa y todavía tenían amagados a mi hermano, esposa e hija y por fin nos dejaron en paz y se retiraron, nosotros de inmediato mi nuera y yo procedimos a levantar las denuncias correspondientes, quedando asentadas, bajo los números de averiguación, 2432/2011/CTRO y 2433/2011/CTRO.
Cuando terminamos de hacer la declaración se hizo una inspección ocular a mi casa y después a la casa de mi hijo, en donde saque algunas fotos para mostrar cómo habían roto los candados. En la declaración de mi nuera, la esposa de José Alberto, relata que los policías entraron hasta su recamara, la vieron que estaba hablando por teléfono y para obligarla a que les entregara el celular del que hablaba, tomaron a la pequeña de 4 Años y le pusieron la metralleta en la cabeza, por lo que se los entregó, llevándose además los desgraciados, 2 nextel, 2 mil pesos en efectivo, una Lap Top, una cámara fotográfica y las llaves de su casa.
Una vez que levantamos las denuncias correspondientes, nos dimos a la tarea mi nuera y yo, de buscar en las dependencias de La Procuraduría General de Justicia, a mi hijo José Alberto, pero nadie nos dio razón, por lo que acudimos a la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, en donde también se levantó acta y de ahí empezaron a buscarlo, pero tampoco les dieron razón, por lo que la CEDH, a través de sus abogados y visitadores, promovieron un amparo y finalmente nos percatamos que estaba detenido en la policía estatal, por elementos del Grupo de Operaciones Especiales, quienes al darse cuenta que ya estábamos en las instalaciones y que los habíamos reconocido como los actores de las vejaciones de esa noche, nos sacaron y negaron de nueva cuenta a mi hijo, como detenido desde las 3 de la mañana del 21 de Septiembre, aun cuando consta en la averiguación número 821/2011/DMZS, que fueron puestos a disposición por la Policía Estatal.” Relató la septuagenaria docente.
Cabe aclarar que las afectadas estuvieron acompañadas en todo momento en esta rueda de prensa por Mario Vélez Merino, dirigente estatal de la Unión Campesina Democrática, así como por integrantes de organismos, simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, quienes concedieron en advertir que hacen responsable al Gobierno el Estado y a Ardelio Vargas Fosado, Director de Seguridad Pública, de lo que le pase a esta familia, pues tiene mucho miedo, dijeron.
Pues ahí esta, que más podemos decir, nos quedamos sin palabras, ésta es la forma de trabajar en esta nueva Puebla, la nueva Puebla que según queríamos los poblanos, con un gobierno que nos hizo abrir los ojos, y nos preguntamos, si, así trataron a una profesora honorable, que ha sido condecorada con 5 medallas al merito, imaginemos ¿qué será de los demás ciudadanos que no ponen denuncias en contra de tantas arbitrariedades que cometen los cuerpos policíacos, por miedo a ser desaparecidos.

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