POLÍTICA

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Indignación nacional e internacional por el asesinato de Nepomuceno.

Las solicitudes de protección a los gobiernos federal y de Sonora nunca fueron atendidas.
Lo único que pedía era la paz y le regresaran a su hijo detenido ilegalmente por policías.
Gran indignación nacional e internacional causó el asesinato del activista Nepomuceno Moreno Núñez, integrante del Movimiento por la Paz y Justicia con Dignidad perpetrado el pasado 28 de noviembre de 2011 en Hermosillo, Sonora.
Nepomuceno Moreno Núñez se integró en la ciudad de Durango durante la Caravana que este movimiento realizó por varios estados del norte en junio de 2011 para denunciar la desaparición forzada de su hijo Jorge Mario Moreno León -que según su testimonio fue detenido el primero de julio de 2010 por policías del estado de Sonora cerca de Ciudad Obregón- y demandar a las autoridades investigar y sancionar a los responsables. Según el testimonio del MPJD, Don Nepomuceno se convirtió también en un activista por la paz y colaboraba en los casos de otras personas desaparecidas en el estado de Sonora así como en las diversas manifestaciones pacificas de dicho Movimiento .
Nepomuceno Moreno señaló públicamente que: “estaba resignado a pelear solito contra el gobierno de Sonora, ya ni me quieren recibir, se ríen de mí, antes iba al cuartel del Ejército para denunciar el secuestro de mi hijo; escribí cartas a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y nadie me hacía caso; hasta que me uní al Movimiento por la Paz veo que las organizaciones sociales tienen el poder para sentar al presidente Calderón en una mesa de diálogo y que los procuradores de justicia están obligados a recibirnos para reabrir las investigaciones”.
Nepo levantó una campaña para demandar al Gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, solicitando una audiencia para la presentación de su caso; así mismo, expuso públicamente que había recibido amenazas de muerte y había solicitado a las autoridades de la entidad medidas de protección para su persona. Nepomuceno nunca fue recibido por el gobernador, ni su solicitud de protección atendida.
Nepomuceno recibió amenazas de muerte relacionadas con la búsqueda en el caso de su hijo y solicitó medidas de protección tanto al gobierno del estado como al gobierno federal que no implementaron. Incluso, Nepomuceno participó en el segundo encuentro del Movimiento por la Paz con el Ejecutivo Federal en el antiguo Alcázar de Chapultepec, en donde entregó el caso de su hijo al Presidente Felipe Calderón y le solicitó medidas de protección. Pero en ningún caso recibió dichas medidas y esta omisión le costó la vida.
Nepomuceno, como muchos familiares -entre ellos Marisela Escobedo, asesinada un año atrás- , convirtió su dolor en un motor para luchar por la justicia, y en ese camino se involucró en el apoyo a otras víctimas y se solidarizo con otros casos. Su asesinato muestra el riesgo que los familiares de las víctimas de la violencia corren en su lucha contra la impunidad, y la falta de medidas de protección desde el Estado.

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