La celebración por el 150 aniversario de la batalla del 5 de mayo de 1862, ocurrida en Puebla, nos da ocasión para reflexionar cómo ese hecho histórico está presente en nuestra realidad. Hace 150 años, mexicanos de distintos grupos sociales decidieron enfrentar al invasor francés al que detuvieron aunque temporalmente; después del 5 de mayo los intereses de algunos políticos hicieron que, transcurrido un año, los extranjeros vencieran e instauraran un régimen imperial, del cual se sacudió México cuatro años más tarde. El ejemplo de quienes defendieron a la patria nos debe motivar como ciudadanos del siglo XXI para neutralizar a quienes buscan sólo el beneficio personal y de su grupo.
En Puebla, el Gobierno del Estado implementa una celebración estilo Hollywood pagando a compañías extranjeras la realización del desfile para el 5 de mayo y ejecutando obras de costo elevado que poco se relacionan con los hechos de hace 150 años; convierte el escenario de guerra en un parque de diversiones, mientras que las comunidades de donde vinieron los soldados del ejército mexicano, zonas indígenas y rurales, han quedado en el olvido sin que se valore su contribución al acto que se conmemora. Hay que recordar que la epopeya del 5 de mayo, hizo al poeta francés Víctor Hugo dirigir un mensaje dolido y de solidaridad con el pueblo de México, a sus militares y a la población rural e indígena que defendió el territorio mexicano.
Lo que está sucediendo en el área de “los Fuertes” no es la dignificación del espacio, como ocurrió en 1962 cuando se respetó el entorno y se colocaron textos que permitieron a los visitantes conocer y recrear escenarios de la historia. Sin estar de ninguna manera en contra de la modernidad, manifestamos que en las modificaciones hechas, se debieron respetar espacios que procuran la apropiación de la historia, ahora devastados por un proyecto privatizador y comercial.
¿Qué sentirán las familias a las que se les arrebata un espacio tradicional en su visita, durante Semana Santa, al Calvario; así como de celebración y encuentro en el mes de mayo? ¿Cómo enseñar la historia de México en un escenario perturbado por la compra y venta de recreación? ¿Cómo llamar a la deforestación iniciada con el proyecto de Lorena Zedillo, agravada con el cuestionable centro expositor de Mario Marín y ahora completada con el arrasamiento de los árboles y el entorno natural? ¿Acaso el cerro no es terreno propicio para un proyecto de desarrollo sustentable que respete el entorno y que permita continuar su importante papel en la recarga de los mantos acuíferos y en la recepción de aves migratorias? Un espacio que por varios años fue reforestado con paciencia por los “boy scouts“
No son los fuegos artificiales de una empresa estadounidense, ni el rostro de una ex miss universo, ni las fuentes danzantes en el cerro de Loreto lo que necesita el pueblo de México; se requiere que los servidores públicos, empezando por el Gobernador y sus funcionarios, la administración municipal y las autoridades del INAH, ejerzan sus funciones con espíritu democrático y de cara al pueblo, con transparencia y compromiso social, y sobre todo, con respeto por las leyes en vigencia, en lo que se refiere a la protección del patrimonio cultural, histórico y natural.
Banalizar el aniversario de la gesta del 5 de mayo está más cerca del oropel que cubrió al emperador impuesto por los franceses, y no a la sangre mexicana que regó el suelo poblano, donde ahora se construyen monumentos al olvido desdeñando las lecciones de la historia.
Puebla de Zaragoza, a 17 de abril de 2012
PROFESORES-INVESTIGADORES Y TRABAJADORES ADMINISTRATIVOS, TÉCNICOS Y MANUALES INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
(DELEGACIÓN PUEBLA)
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