El viernes 6 de junio de 1980 mis padres, Carlos y Edna, fueron asesinados por la dictadura guatemalteca. Poco más de 31 años después, el 28 de octubre de 2011, el Estado Guatemalteco pidió perdón a nuestra familia por tan execrable crimen. La familia Figueroa Ibarra aceptó este resarcimiento porque lo ofrecía un gobierno encabezado por personas que no tenían las manos manchadas de sangre, empezando por el presidente Álvaro Colom. Hoy esto no hubiese sido posible. Como parte del resarcimiento que la familia Figueroa Ibarra recibió, esta la edición de un documental que lleva el título de “Los que sobrevivan, no olviden”.
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