Prepotentes aunque provoquen congestionamientos. (Imágenes de archivo) |
Por Alejandro Fernández Martínez
Prepotencia, autoritarismo y falta de lealtad al uniforme es la característica de las y los nuevos agentes viales que pululan en el primer cuadro de la ciudad, quienes a destajo se dedican a quitar placas de circulación, sin importar si son turistas o poblanos, haciéndose “ojos de hormiga” frente a oficinas de sus “jefes” donde hacen dobles filas y utilizan la vía pública como corralón.
A la vista unidad foránea... 1 |
Inescrupulosos agentes, hambreados de dinero y “gacelas” inoperantes montadas en su jamelga sombra, surcan raudo y veloz el primer cuadro de la ciudad, que atentos a la carne fresca, aprestan sus incipientes fauces a la “mordida”, todos los días, queriendo espantar a todo automovilista que se tropiezan.
Todos estos reclamos se presentan como “pan de cada día” en nuestra ciudad, donde las autoridades “ni los ven ni los oyen” se hacen los “Tíos Lolos”, perjudicando a una gran mayoría de ciudadanos, que sin decir “agua va”, se pegan como amamantados a una “Loba”, a las placas de los automovilistas estacionados.
Un coraje superlativo, hicieron pasar a Rafael Aguilar Vázquez y su hija Talía Aguilar, el pasado domingo en la 5 oriente frente al 207, donde un estacionamiento público pese a estar cerrado el paso, tiene continuidad por la avenida, el simple parar para recoger a bordo de su auto, por un trabajo fotostático en un negocio cercano, provocó gran movilización de nuestros flamantes y “celosos del deber”, para cargar con la placa de automóvil que su propietario no dejaba quitar.
A fregar, perdón, a infraccionar... 2 |
Los patrulleros del vehículo oficial con número 505 T, derrapando la patrulla con riesgo de patinar y lesionar a los peatones que los domingos circulan por ésta calle, de forma prepotente, espantando a señor Rafael Aguilar Vázquez y a su hija Talía Aguilar, como energúmenos llegaron a quitar la placa al automóvil, aventando en el camino la cubierta del porta placa.
Pese a los reclamos de propios y extraños, incluidos el de éste reportero, de forma cínica, los agentes “regordete y flacucha” se burlaron de los presentes, añadiendo, ¡pos déjenos hacer nuestro trabajo! Porque sólo cumplimos nuestra labor, ¡he!
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