En esta ciudad, los gobiernos han optado por la esperanza en lugar del miedo y han puesto al mundo en un difícil pero navegable camino rumbo a un acuerdo global que nos permita frenar el cambio climático peligroso, afirmó Greenpeace a unas horas de que concluyera la cumbre del clima, COP 16.
“Cancún ha salvado el proceso, pero aún no ha salvado el clima", afirmó Wendel Trio, director de política climática de Greenpeace Internacional. “Algunos decían que el proceso estaba muerto, pero los gobiernos han mostrado son capaces de cooperar entre ellos y que pueden avanzar para lograr un acuerdo global”.
Este año el mundo experimentó más consecuencias vinculadas con fenómenos asociados al cambio climático -temperaturas record, desastres catastróficos, el creciente derretimiento del Ártico. Estas son las razones por las cuales el siguiente año, Durban, Sudáfrica, debe ser el lugar donde lleguemos a un fuerte acuerdo, no sólo un paso más en un largo camino.
“Cancún logró sacar adelante su desafío, pero todavía no hemos llegado a la meta. En Durban necesitamos un acuerdo global que sea justo, ambicioso y legalmente vinculante, que nos permita ayudar a que los países erijan una economía verde que nos permita saber y contabilizar a aquellos que contaminan", afirmó Gustavo Ampugnani, coordinador de la campaña de clima y energía de Greenpeace México.
Esto es lo que los gobiernos acordaron en Cancún:
En el tema financiero, los gobiernos establecieron un fondo climático que permita entregar los recursos necesarios para que el mundo en desarrollo enfrente el cambio climático y frene la deforestación. Sin embargo, falta aún establecer la forma en que se proveerá dicho dinero.
Otro tema importante que salió de Cancún tiene que ver con el mecanismo que protegerá los bosques tropicales al mismo tiempo que sea salvaguarda de los derechos de las comunidades indígenas y la biodiversidad. El acuerdo REDD (Reducción de emisiones por deforestación y degradación) aún tiene algunos puntos críticos pendientes que deben ser definidos y reforzados en los siguientes meses.
Los gobiernos no sólo reconocieron la brecha existente entre los actuales niveles de reducción de emisiones ofrecidos por los países y las emisiones que deben ser reducidas de acuerdo con lo que la ciencia establece. Además de eso, establecieron que la reducción de emisiones debe también estar en línea con lo que dice la ciencia –entre 25 y 40 por ciento de reducciones para el 2020- y que necesitan mantener el incremento de la temperatura muy debajo de los 2 grados.
Podría haberse logrado más en Cancún, sino hubiera sido por la negativa influencia de Estados Unidos, Rusia y Japón. Los últimos dos fueron muy dañinos con sus afirmaciones de que no querían la continuación de Protocolo de Kyoto. EUA vino a México con un muy pobre compromiso de reducción de emisiones y, a pesar de ser el más grande emisor de gases de efecto invernadero, históricamente hablando, debilitó diversas áreas importantes de acuerdo y casi puso en peligro el resultado exitoso de la reunión.
“Todos los gobiernos tienen ahora mucho trabajo por hacer: mantenerse en línea con lo que acaban de acordar, es decir, redoblar sus esfuerzos de reducción de emisiones. Esto es sólo el comienzo. La sociedad civil en cada lugar del mundo debe presionar a sus políticos, para asegurarse de que redoblen esfuerzos a nivel local y lleguen a Durban listos para sacar el acuerdo", finalizó Ampugnani.
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