lunes, 29 de agosto de 2011

Trotzki en Puebla

Trotzky al lado de Jesucristo y… pocos poblanos lo saben



  • Un valor cultural ignorado y en riesgo de dañarse aún más

Por Federico Chilián Orduña

Muy poca gente en Puebla sabe que León Davidovich Trotzky estuvo en Puebla en la casa de las hermanas Albisúa -la pintora Josefina y la pianista Esperanza-, ubicada en la 3 oriente, donde ahora se localiza una oficina del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, antes Secretaría de Cultura.
También son escasas las personas que saben quién es León Davidovich Trotzky, de quien escribió Julio Glockner Rossainz en la revista NEXOS, fue “la más celebre víctima de la persecución estalinista, asesinado en su casa de Coyoacán el 21 de agosto de 1940”.
La visita de Trotzky y su esposa Natalia Sedova a la casa de Josefina y Esperanza Albisúa, ocurrió un año antes de que lo asesinaran y la relación entre ellos propició que la pintora le hiciera por lo menos dos pinturas famosas, una miniatura como las que hizo por docenas de personajes ilustres, y una muy grande, en un marco de cinco por cuatro metros en la que el ilustre revolucionario marxista aparece al lado nada menos que de Jesucristo a quien parece hacerle un reclamo, en el preciso instante en que el Mesías camina sobre las aguas del mar y se aproxima a la orilla de la arena.
Esta enorme pintura, con un valor histórico, estético y plástico inconmensurable, también muy pocos poblanos lo saben, se encuentra en el asilo de Santa Inés ubicado en la 9 oriente, precisamente en el descanso de la escalera principal. La imagen es de una fuerza inusitada, aparece Trotzky con los brazos extendidos, el derecho en dirección a Jesucristo y el otro hacia un anciano que se encuentra a su lado, el gesto sugiere que Trozky cuestiona a Jesucristo ¿es así como vamos a terminar todos?, ¿famélicos, abandonados?
El lienzo de la obra ya muestra algunas olas colgantes producto de la humedad y el paso del tiempo, además tiene una herida, una perforación poco mayor a una pulgada en la parte inferior izquierda, en la superficie polvo, pátina y heces de insectos que se perciben en el cielo, el mar y en rostros y ropas de los personajes, además de los mencionados, en las de dos mujeres más que aparecen en la imagen con actitud de sorpresa por la escena ante sus ojos.
A esta pintura le urge un trabajo de mantenimiento profesional antes de que se deteriore más y se rompa, sería triste y muy lamentable. La obra podría valer muchos millones de euros. Gracias a las generosas atenciones de las madres religiosas que tienen a su cargo el asilo, cualquier persona puede apreciar la pintura, como lo hago con cierta frecuencia porque me fascina y remueve mis recuerdos.
En 1965 cuando estudiaba arquitectura en la UAP, intenté aprender a tocar el piano, acudí a recibir clases con Esperanza Albisúa dos días a la semana durante un semestre, aprendí casi nada y lo poco que aprendí lo olvidé. Lo que nunca olvidaré es lo que me platicó la maestra Esperanza sobre su relación con Trotzky, de quien quedó vivamente impresionada por su vasta cultura, la penetrante mirada de sus ojos azules, sus manos tersas, su don de gentes, su generosidad que lo llevó a mandarles hacer sendos abrigos de lana a ella y a Josefina, y las visitas que en varias ocasiones le hicieron en la ciudad de México, donde alternaron con Diego Rivera y Frida Kahlo.
Al enterarme que el Partido Comunista Mexicano en Puebla cuyo líder moral era el ingeniero Luis Rivera Terrazas tenía una orientación marcadamente estalinista, vi a dicho partido con algún recelo y nunca me afilié a él, pero tampoco abracé la causa del trotzkysmo. Preferí mantenerme libre pensador de izquierda, como hasta la fecha.












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