Alberto Mendoza
El no debate, representó la exposición de sus propuestas de campaña que todos los días presentan los candidatos en sus eventos proselitistas. El doctor Agüera realizó un repaso de sus ofertas de campaña insistiendo en su reto de convertir a Puebla en la ciudad más segura del país, con la profesionalización de los cuerpos policiacos, 200 casetas de vigilancia estratégicamente colocadas, con igual número de patrullas entre otras medidas que garantizan su oferta de seguridad. Reprochó al gobierno del estado realizar obras suntuosas que nadie pidió y que nadie necesita y al contrario insistió en privilegiar las necesidades de las comunidades más pobres.
El profe Ceballos a pesar de llevar sus apuntes se la pasó titubeando, pero alcanzó a prometer que llegando a la alcaldía aumentará 5 por ciento el salario directo de los trabajadores municipales y un 2 por ciento en la despensa.
Antonio Gali Fayad, se refugió en sus propuestas inviables, como ya se lo demostró punto por punto el politólogo Cesar Musalem Jop. El panista se recargó en el trabajo que dijo realizó en el gobierno del estado, lo que inevitablemente llevó a recordar la caída de estructuras de los puentes de Zaragoza y Valsequillo y la más grave, la que mató a un trabajador en la edificación de la Procuraduría de Justicia.
El formato no permitió la confrontación de ideas, las preguntas anquilosadas los llevaron a repetir sus propuestas de campaña propiciando el amodorramiento del respetable que esperaba los golpes bajos.
En rezumen, Agüera realista y concreto en el repaso de sus propuestas, ampliamente conocidas; Gali en su papel de burócrata recordando lo que hizo como empleado de Moreno Valle; Ceballos titubeante. Un debate que no fue debate.
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