Muy rápido sacaron el cobre algunos priistas. Hace unas semanas, poco antes de las elecciones del 4 de julio, Javier López Zavala era considerado por los priistas como el líder, casi casi dios, todo lo que decía era ley, todo mundo lo buscaba, todos querían sacarse la foto con él, saludarlo, que los viera.
Luego del 4 de julio, todo cambió, como por arte de magia, aquel líder, dejo de serlo; aquél que era buscado por todos, priistas y no priistas perdió el encanto.
Hoy, Javier López Zavala es el apestado. “El PRI perdió porque compitió con un mal candidato”, dicen quienes antes lo alababan.
López Zavala, quien antes del 4 de julio reunía todos los requisitos para ser gobernador, inteligente, preparado, con amplia experiencia, el único capaz de dirigir los destinos del estado, hoy, para esa bola de lambiscones que le endulzaron los oídos, don Javier es el único priista que no debe dirigir al PRI. Dicen que los más de ochocientos mil votos que ganó el PRI, no fueron gracias a Zavala, que los votos fueron únicamente para el PRI.
Si Zavala hubiera ganado la gubernatura, esos mismos que hoy lo niegan, serían los primeros que estuvieran de rodillas lambiéndole los pies.
Esos mismos priistas que alababan a Zavala y denostaban a Rafael Moreno Valle, hoy, hacen hasta lo imposible por congratularse con el gobernador electo.
La derrota del PRI vino ha mostrar que el tricolor está copado por miserables que no merecen estar en ese partido, que únicamente militan para hacer negocio, para hacerse ricos. La derrota del antes poderoso, es la buena noticia para los priistas de a pie, para los verdaderos priistas que se han pasado la vida haciendo la “talacha” de a gratis, para que esos miserables tuvieran importantes cargos en los gobiernos.
Esa es la buena noticia, solitos se “encueraron”, solitos mostraron el cobre. Después del 1 de febrero, cuando el PRI deje de ser el partido en el poder y ya no exista el “primer priista” que tome las decisiones por todos, será el momento para que las bases tomen el control de su partido.
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