Caravana día 1. Las víctimas son la pauta de los pasos

Morelia Michoacán, 4 de junio de 2011 (Cencos).- En el campamento de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad se juega por la noche el waruka, el juego purépecha de la pelota encendida. Así acaba el primer día que sirve de muestra para el recorrido de 9 días hasta Ciudad Juárez y hacia el Pacto Nacional.
Antes: un acto en Morelia, otro en el Ángel de la Independencia y la salida desde la Paloma de la Paz en Cuernavaca, Morelos, punto geográfico del asesinato que desato este movimiento. Más atrás, quedan casi 5 años que han costado 40 mil asesinatos, desapariciones forzosas y un sin número de violaciones a los derechos humanos de todas y todos los mexicanos.
La partida fue tranquila, 13 autobuses con ciudadanos y medios de comunicación partieron, junto con una veintena de coches, siguiendo a Julian LeBarón y a la familia de Marisela Escobedo. Una campana con la “justicia” grabada en ella en el remolque de esta familia repicó en distintas ocasiones con solemnidad.
A la llegada al DF, precedió un saludo sobre un puente de la autopista de los habitantes del pueblo de Topilejo, y al llegar al Ángel de la Independencia Javier Sicilia habló en el primer acto. La estructura será igual en todos: dar voz a las víctimas y a la poesía que revitaliza la palabra y combate eufemismos como el de la “estrategia de seguridad” usado para nombrar esta guerra.
Desde la capital del país se unieron a la Caravana un contingente amplio, además de Javier Sicilia y Emilio Álvarez Icaza. La Caravana marchó de nuevo, ahora hacia Morelia a las 11 horas.
Ya ahí, en el estado que vio iniciar el conflicto entre gobierno y crimen organizado, se recordó a las víctimas en un acto a espaldas del Palacio de Gobierno y de cara a la Catedral. hablaron de Cherán, poblado que se autositió para defenderse de las extorsiones y asesinatos; también tuvieron voz el Comité de familiares de desaparecidos de Michoacán “hasta encontrarlos”, que dieron cuanta de al menos 200 casos, y una madre que ahora carga el peso de cuatro de sus hijos desaparecidos forzosos.
La plaza lució abarrotada y el ambiente era de pancartas, consignas y ese coraje que da fuerzas.
El domingo partimos temprano a San Luis Potosí, allá habrá un acto y otro en el Cerro de San Pedro, símbolo de la ciudad que ha sido destruido por la actividad minera de lixiviación con cianuro a cielo abierto.
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