En las Cholulas, desde la madrugada del martes 7, nadie duerme tranquilo.
Anamaria Ashwell
Desde entonces, ¿Cómo justificar que el Lic. Adán Xicale y su hijo Paul, así como los dos hermanos Tlachi, hayan sido privados de su libertad y permanecen hasta este momento en que escribo, en calidad de presos políticos del gobernador Rafael Moreno Valle?
En San Pedro, los barrios más conservadores que en San Andrés, cuando
supieron de la represión policial, también repicaron campanas y se hicieron presentes, (notablemente las valientes mujeres) del barrio de Santa María Xixitla, La Magdalena Coapa y San Pedro Mexicaltzingo.
Esa mañana a las puertas del templo parroquial de San Andrés, decidimos entre todos, que el antropólogo Julio Glockner y yo fuéramos también en búsqueda de los cuatro sanadreseños secuestrados por la policía. Unos permanecieron en San Andrés, otros se desplazaron hacia Tlaxcalancingo y a esas horas de la mañana todos nos preguntábamos aún por los muchachos en la torre del templo, perseguidos por los granaderos, mientras repicaban campanas. Fue hasta las 10 de la noche, en el zócalo de San Andrés, nuevamente, cuando obtuvimos información fehaciente que los muchachos lograron escapar y se escondieron, porque la madre de uno de ellos avisó que estaban salvos en sus casas.
A los cuatro presos políticos los encontramos en los separos de la PGJ en Puebla. Allí pudimos atestiguar también cuando dos visitadoras de la Comisión de Derechos Humanos, al dirigirse a la esposa del Lic. Xicale y a sus abogados explicaron que Adán Xicale, Paul Xicale y Albino Tlachi Álvarez muestran golpes “normales por resistencia al ser sometidos… en las muñecas por haber sido esposados y cosas así” , pero que Primo Tlachi Álvarez se quejó de golpes de toletes en la espalda y que “ya estaba siendo asistido por doctores”. Palabras textuales que escuché y anoté en mi cuaderno de apuntes en ese mismo momento. Pero tocaron las siete, después las ocho, después las nueve de la noche y solo Albino y Primo habían rendido declaraciones. Vimos también cuando una camioneta del Ayuntamiento de San Andrés descargó las mantas con las demandas que los cholultecas habían colocado en los muros de la Presidencia Municipal de San Andrés y personas de la PGJ las recibieron.
Decidimos sacarles fotos a todos los funcionarios del Ayuntamiento de San Andrés que se presentaron para culpar a los cuatro detenidos de una acción de protesta, que estuvo acordada y decidida en un Foro Ciudadano abierto el domingo 21 de Septiembre y en presencia de representantes de varios pueblos cholultecas. En esta protesta en San Andrés el Lic. Xicale solo acató una decisión tomada colectivamente y a gran riesgo personal.
Antropólogos e historiadores, (algunos adscritos al INAH Puebla que estuvieron además presentes cuando se inició la manifestación enfrente de la Presidencial Municipal de San Andrés), fueron testigos el 21 de septiembre cuando se tomó la decisión, en varias mesas de consulta, (que deliberaron dos días) de realizar esta protesta pacífica, porque no aceptaban el secuestro de derechos, suelos y viviendas en torno a la gran pirámide. Hubo entonces también fuertes críticas contra Leoncio Paisano y José Juan Espinosa, alcaldes de las dos Cholulas, porque aliados al gobernador Rafael Moreno Valle no defendieron a sus pueblos de injusticias y despojos.
El Lic. Xicale que lleva el juicio de amparo de los propietarios de terrenos expropiados, como también de los ciudadanos que nos sentimos afectados en nuestro patrimonio común, es ahora un preso político, porque solo cumplió con participar en una protesta pacífica que le impuso su pueblo cholulteca. Su hijo Paul cuando intentó ayudarle sufrió las mismas consecuencias. Estamos todos los cholultecas de bien, sin distingos ni partidos políticos, exigiendo la liberación incondicional de los cuatro cholultecas detenidos porque solo se arriesgaron a desafiar acciones injustas de un gobernador que ha sido injusto con los pueblos cholultecas.
No sé si en Puebla, o entre funcionarios del gobierno de Rafael Moreno Valle, que creen que puentes viales y cercos en lugares históricos y públicos como Los Fuertes, son acciones loables y “modernizadoras”, perciben la ofensa que sentimos los cholultecas cuando pretenden convertir suelos sagrados, en un centro comercial en torno al Santuario de Nuestra Patrona Remedios.
No sé si otros entienden lo ofensivo y despreciativo que resulta, incluso el lenguaje al que recurren para promover sus proyectos modernizadores. Porque este Parque Intermunicipal o de las 7 Culturas (sic) presentado por José Juan Espinosa, dice textualmente que esos suelos están siendo “sub utilizados”, que están “abandonados”; que algunos predios muestran “descuido”; que tienen difícil “acceso vehicular”; que algunos tienen usos en “60%” agrícolas, es decir, no están aprovechados comercialmente; que otros son depósito de “basura” y con esas descalificaciones, este proyecto el gobierno los transforma en un “parque sustentable” y “dignificado”. José Juan Espinosa ha dicho además que el Parque de las 7 Culturas (sic) es “noble”; es decir que entonces ¿son “in-nobles” los usos sagrados y de habitación que ahora le dan a esos suelos los cholultecas? ¿Es que nadie más que nosotros los antropólogos que defendemos este patrimonio tangible e intangible de los cholultecas percibimos la imputación discriminatoria hacia pueblos originarios que estos calificativos implican? Para nosotros y todos los propietarios esta claro que los predios bajo decreto patrimonial del INAH desde 1993 tienen severas restricciones de usos por el subsuelo arqueológico importante que resguardan. No se permiten construcciones; no se permite rascar más allá de 60cm. a un metro en áreas de cultivos; no se permite almacenar agua porque daña construcciones prehispánicas y el mínimo mal uso que ha habido en uno o dos predios (como el de subir vehículos para estacionamientos de coches o almacenar chatarra) ha sido con permisos de los Ayuntamientos y con consentimiento de autoridades del INAH (quizás buscando que la zona no cumpla con el plan de manejo vigente desde 1993 para poder imputar a todos los propietarios y proceder a expropiarles).
Estos son suelos sagrados con un valor arqueológico y cultural inmenso para los cholultecas y suelos que no admiten más vehículos ni transitando ni estacionándose en sus alrededores. ¿Por qué les cuesta a nuestros gobernantes y sus amigos comerciantes entender que queremos que nos dejen en paz en Cholula? Que no queremos que continúen insultando y castigando a los cholultecas porque todos queremos proteger las tradiciones y respetar estos suelos sagrados?. Cholula es de los cholultecas y no de turistas. Ya nos impusieron un puente vial inviable, destructivo y horrible a menos de 500 metros de la pirámide violando la ley de 1993 en lo visual y lo arqueológico. ¿Ahora nos quieren imponer un parque temático sobre suelos sagrados violando los derechos humanos de cuatro cholultecas y diez más que tienen averiguaciones policiales? ¿Cuanto daño patrimonial y humano más nos van a imponer estos insensibles gobernantes para hacer aquí su nueva Angelópolis?
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