sábado, 2 de junio de 2012

En Tlachichuca sufren las consecuencias de un presidente incompetente y un gobierno represor.


Si de algo se han caracterizado los habitantes del municipio de Tlachichuca, Pue.  es de su hospitalidad, amabilidad y sobre todo de la tranquilidad con la que llevan su vida diaria. En ese lugar se  vive en paz, por lo que muchas familias de otras partes del estado han escogido este municipio para establecer su residencia. El poeta español Joan Manuel Serrat  acostumbra visitar ese hermoso municipio que tiene como marco el volcán más grande de México el Citlaltéptl, con una vista maravillosa.

La violencia de  la semana pasada, fue algo extraordinario que rompió la tranquilidad de sus habitantes. Aunque aparentemente todo ha vuelto a la normalidad, la presencia de elementos de la policía estatal sobre todo en las noches, los tiene temerosos y  preocupados, por el temor de que cualquiera pueda ser detenido sin haber participado en el evento, porque la gente que participó en su mayoría,  es de comunidades cercanas, no de la cabecera municipal.

Como se recordará, el lunes 28 de mayo,  un grupo de campesinos de comunidades aledañas a la cabecera municipal, se reunió en el zócalo de Tlachichuca convocados por el propio presidente municipal  Jonathan Collantes Cabañas que se ha negado a entregar fertilizantes y otros apoyos para el campo y que suponían en la reunión convocada se entregaría lo reclamado.

Ante el incumplimiento y por dejar plantados a los campesinos, una  ves  más, los reclamos fueron subiendo de tono. Para tratar de aminorar la inconformidad de los demandantes, en una medida muy torpe de la secretaría de Gobernación, encomendó a Efraín  Collantes Cabañas, para que tratara de controlar los caldeados ánimos de los campesinos. Pero esta medida fue como echarle gasolina a la fogata, ya que por tratarse del hermano del incumplido presidente municipal  como medida de presión lo tomaron  como rehén,  para obligar al hermano presidente que se presentara y diera la cara; desgraciadamente los campesinos  tuvieron la mala idea de amarrar a su paisano en el asta bandera del zócalo.

Pensaron que con esta medida el alcalde saldría de su escondite y se armaría de valor para enfrentar los reclamos de los campesinos. Pero no fue así, cobardemente dejó sólo a su hermano y prefirió pedir el la intervención de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado que tiene como titular a un represor que solamente espera un pretexto para dialogar con los pies y con los toletes.

Ese era el pretexto que busca siempre Ardelio Vargas Fosado para ordenar a sus cuerpos policiacos a golpear a todo el que se les cruce, tenga o no participación,  por lo que agarraron parejo, todo el que se les cruzara por su camino, lo que incluyó periodistas que son la especialidad del jefe policiaco.

El pico del Citlaltépetl desde el lugar de los hechos.
Esta actitud enardeció aún más a los inconformes que ante la impotencia por la represión sufrida con la  dotación de balas, golpes y  gas lacrimógeno. arremetieron contra el edificio de la presidencia municipal, quebrando vidrios del edificio y de las patrullas que ahí se encontraban e incendiaron una camioneta oficial.

Lamentablemente para las personas que fueron detenidas y acusadas por delitos graves, su situación se complica porque están solas ya que la reunión de los campesinos no fue por la convocatoria de alguna organización campesina, sino que cada quien llegó por su cuenta ante como ya se dijo, el incumplimiento de las autoridades municipales.

En el pueblo la calma es tensa y como se trata de gente sencilla y tranquila no acostumbrada a este tipo de líos, y sobre todo ante las amenazas de la Procuraduría de más detenciones, difícilmente podrán manifestarse en grupo, por lo que las personas detenidas enfrentarán solas un proceso judicial con acusaciones por delitos grave. En este caso la ley se aplicará a raja tabla sin tomar en cuenta que no se trata de un grupo de delincuentes, sino de ciudadanos que orillados por autoridades incompetentes y corruptas tomaron una decisión equivocada.

Solamente un gobierno sensible y humano podría considerar como  atenuante que la acción de los detenidos fue a consecuencia de un gobierno municipal e irresponsable y orillados por la difícil situación económica que los ahoga.


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