Por Alberto Mendoza
No cabe la menor duda, alguien, o algún grupo está muy interesado en causarle problemas al gobernador del estado Rafael Moreno Valle Rosas. Dicen que en política no hay coincidencias.
El mandatario estatal en su toma de posesión hizo una serie de anuncios ambiciosos para el desarrollo de Puebla, el tren Puebla México, una nueva autopista, Puebla-México entre otras obras de gran envergadura que repercutirán en beneficio de Puebla y sus habitantes.
Sin embargo pareciera ser que hay” manos negras” interesadas en descarrilar el futuro político de Moreno Valle.
Veamos, Primero: desde que Moreno Valle asumió el control del estado, curiosamente se incrementó el número de robos, asaltos entre estos el cometido en VW, balaceras y una serie de actos delictivos en todo el estado que dejan mal parado al nuevo gobierno.
Segundo: En San Martín Texmelucan, un problema entre comerciantes de Antorcha Campesina y los del “Valle de Texmelucan”, que bien podría haberse resuelto con inteligencia y buena voluntad, está degenerando en una bomba de tiempo que puede explotar social y políticamente en cualquier momento. El gobernador necesita investigar de qué mente maquiavélica salió la idea de reprimir a una de las partes en conflicto. Quien mandó secuestrar, golpear, cercenar un dedo y luego secuestrar con las policías municipal, estatal y metropolitana de un hospital de San Martín Texmelucan para ingresar a la cárcel de Huejotzingo al dirigente Martín Gallo Islas.
Nadie en su sano juicio puede creer que su secuestro, tortura y encarcelamiento son hechos aislados.
Tercero: Don Rafael Moreno Valle debe investigar personalmente de donde salió la orden para hostigar y agredir verbal y emocionalmente al diputado por Convergencia José Juan Espinosa. Porque quien llevó al grupo de vándalos al Congreso del Estado para ofender al diputado convergente hace unas semanas, es el mismo que mandó este día a un grupo de individuos a las puertas del Instituto Estatal Electoral para “exigir” su destitución por una serie de tonterías que ni siquiera vale la pena repetir. Fue tan burdo el asunto que los mandaderos no tuvieron el cuidado de pagar discretamente a los acarreados agresores, a los que sin saber a qué iban, recibieron como pago entre 100 y doscientos pesos.
Urge que el gobernador tome cartas en el asunto en persona. Solamente han transcurrido dos meses de gobierno y el desgaste es ya de grandes magnitudes.
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