Desde el primero de febrero de este 2011 en que tomó las riendas del gobierno Rafael Moreno Valle Rosas, el índice de delitos se incrementó en forma preocupante.
Es lamentable que mientras los delitos van a la alza, los cuerpos de seguridad están dedicados a golpear movimientos sociales. ¿O no es así don Ardelio Vargas Fosado?
Al municipio de Puebla, recientemente le fueron quitados 440 policías estatales que estaban comisionados desde hace cuatro trienios para apoyar la seguridad de la capital del estado que tiene más de dos millones de habitantes.
Desgraciadamente a pesar del número tan reducido de elementos de la policía municipal con la que se quedó el Ayuntamiento de Eduardo Rivera Pérez, el edil capitalino ha decidido que es más importante que los uniformados se dediquen exclusivamente a evitar que los vendedores ambulantes se ganen la vida honradamente en las calles, que evitar que los delincuentes cometan sus fechorías.
Es así como la ciudad se queda completamente desprotegida y como consecuencia los delitos van en aumento. Nadie se salva. Nadie está seguro en Puebla. Cualquier ciudadano puede ser asaltado o privado de la vida a cualquier hora en cualquier parte de la ciudad ante la incompetencia de quienes cobran para brindar seguridad. Hace dos semanas, en lapso de dos días en la colonia La Paz fueron asesinadas tres mujeres, sin que a la fecha se conozca el paradero de los criminales. El fin de semana último fue asaltado en su propio domicilio el periodista Ariel Martínez, editor del Diario Balance, quien asegura que a pesar de que pidió auxilio a la policía ésta llegó mucho tiempo después, ya que había sufrido la agresión de los maleantes.
Los mismos agentes de la policía reconocen que no pueden cubrir la seguridad del municipio. Probablemente el gobernador Moreno Valle y su secretario de Seguridad Pública deben estar contentos con haber dejado a la capital en la indefensión.
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